Que es la subsistencia segun david hume

Que es la subsistencia segun david hume

La filosofía ha sido durante siglos el espacio de reflexión más profundo para entender los fundamentos de la realidad, el conocimiento y el ser humano. Uno de los temas que ha ocupado la mente de los pensadores más destacados es el de la *subsistencia*, una idea que, aunque no siempre mencionada directamente, se encuentra en el corazón de la filosofía de David Hume. Este escocés del siglo XVIII fue un empirista radical cuya influencia en la filosofía occidental sigue siendo notable. A lo largo de este artículo exploraremos qué significa el concepto de subsistencia según Hume, cómo encaja en su sistema filosófico y por qué su interpretación sigue siendo relevante hoy en día.

¿Qué es la subsistencia según David Hume?

En filosofía, la subsistencia se refiere a la capacidad de un ser o entidad para existir de manera constante a través del tiempo, manteniendo una identidad coherente a pesar de los cambios que experimenta. Según David Hume, la subsistencia no es una propiedad real o observable, sino una invención de la mente humana que se produce para dar coherencia a una serie de impresiones o percepciones que se suceden en el tiempo. En otras palabras, no percibimos directamente una entidad que persista, sino que nuestra mente construye la noción de subsistencia para organizar lo que percibimos como una secuencia de momentos.

Hume argumenta que lo que llamamos yo o alma no es una entidad subsistente en el sentido tradicional. Más bien, es una colección de percepciones que se suceden una tras otra. Esta visión se contrapone a la idea de un alma inmortal o una sustancia que persiste a través del tiempo. En lugar de eso, Hume propone que la sensación de subsistencia es una ficción psicológica necesaria para dar sentido a la experiencia.

Un dato curioso es que Hume, aunque no hablaba explícitamente del término subsistencia, planteó esta noción en su obra *Tratado de la naturaleza humana*, en la que desmonta la noción de una sustancia personal inmutable. Su enfoque empirista lo llevó a cuestionar cualquier entidad que no pudiera ser percibida directamente, incluyendo la subsistencia como algo real.

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La idea de continuidad en la experiencia humana

La noción de continuidad que Hume desarrolla está íntimamente relacionada con su concepción del yo como una sucesión de impresiones y ideas. En lugar de considerar al hombre como una entidad subsistente con una esencia inmutable, Hume propone que lo que percibimos como yo es, en realidad, una serie de sensaciones y pensamientos que fluyen sin cesar. Esta concepción rompe con la tradición filosófica que veía al hombre como un ser dotado de una alma inmortal o una sustancia que persiste a través del tiempo.

Hume profundiza en esta idea al analizar cómo la memoria contribuye a la sensación de continuidad. Según él, la memoria no es una prueba de subsistencia, sino un mecanismo que nos permite conectar impresiones pasadas con las presentes. Por ejemplo, cuando recordamos una experiencia de la infancia, no percibimos directamente esa experiencia pasada, sino que nuestra mente la reconstruye basándose en una serie de asociaciones. Esta reconstrucción es lo que nos hace sentir que somos los mismos a lo largo del tiempo, aunque en realidad solo estemos ante una secuencia de sensaciones.

Este enfoque empirista no solo cuestiona la existencia de una sustancia personal subsistente, sino que también pone en duda la noción tradicional de identidad. Para Hume, lo que llamamos yo es simplemente una ficción útil, una invención de la mente para dar orden y sentido a una experiencia que, en sí misma, es fragmentada y cambiante.

La influencia de la percepción en la construcción de la identidad

Una de las implicaciones más profundas de la teoría de Hume sobre la subsistencia es que la identidad personal no es una propiedad inherente, sino una construcción mental. Esto significa que la sensación de continuidad no se basa en una realidad objetiva, sino en cómo nuestra mente interpreta la información sensorial. Esta visión tiene importantes consecuencias filosóficas, especialmente en el ámbito de la ética y la responsabilidad personal.

Por ejemplo, si no existe una sustancia personal inmutable, ¿qué nos hace responsables por nuestras acciones? Hume responde que la responsabilidad no depende de una identidad constante, sino de una relación causal entre nuestras acciones y sus consecuencias. Aunque no haya una persona que persista a través del tiempo, sí hay una secuencia de acciones que pueden ser juzgadas desde un punto de vista moral. De este modo, Hume logra conciliar su empirismo con una teoría prácticamente viable de la moral.

Además, esta concepción de la identidad también tiene implicaciones en la filosofía de la mente y la psicología. Al considerar que el yo no es una entidad subsistente, Hume abre la puerta a una comprensión más dinámica y flexible de la mente humana. En lugar de ver a la persona como un contenedor de pensamientos, la ve como el proceso mismo de pensar, sentir y actuar.

Ejemplos de cómo Hume aplica la noción de subsistencia

David Hume no habla directamente de subsistencia como un término filosófico, pero sus ideas son claras en su crítica a la noción tradicional de una sustancia personal inmutable. Un ejemplo ilustrativo es su análisis del yo. Hume describe al yo como una serie de percepciones distintas que se suceden entre sí con una rápida violencia. Esto quiere decir que, en lugar de un yo subsistente, lo que experimentamos es una sucesión de sensaciones, pensamientos y emociones.

Otro ejemplo lo encontramos en su crítica al alma inmortal. Para Hume, no hay evidencia empírica de una sustancia que persista más allá de la muerte. Todo lo que percibimos es la experiencia sensorial, y nada más. Por lo tanto, la noción de un alma subsistente que trasciende la muerte es, según Hume, una invención de la imaginación.

Un tercer ejemplo se relaciona con su concepción de la causalidad. Hume argumenta que no percibimos directamente la causalidad, sino que la inferimos a partir de la repetición de asociaciones. De manera similar, la subsistencia es una inferencia que hacemos sobre una secuencia de eventos. La noción de un objeto que persiste no es más que una interpretación mental de una serie de impresiones que se repiten de manera constante.

El concepto de ficción útil en la filosofía de Hume

Una de las ideas más originales de Hume es la noción de ficción útil. Esta se refiere a aquellas ideas que, aunque no tengan una base empírica real, son útiles para organizar la experiencia y facilitar la comunicación. La subsistencia, según Hume, es una de estas ficciones útiles. Aunque no percibimos una entidad que persista a través del tiempo, necesitamos esta noción para hablar de objetos, personas y causas de manera coherente.

Por ejemplo, cuando decimos que una mesa existe, no estamos hablando de una sustancia inmutable, sino de una serie de impresiones sensoriales que se repiten de manera constante. La noción de que la mesa subsiste a través del tiempo es una ficción que nos permite hablar y actuar como si fuera una entidad constante, aunque en realidad solo estemos ante una secuencia de sensaciones.

Esta idea también se aplica al yo. Aunque no existe un yo subsistente, es útil hablar como si lo hubiera para poder atribuir responsabilidad, hacer juicios morales y establecer relaciones sociales. Hume no niega el valor práctico de estas ficciones, pero sí subraya que no deben ser confundidas con realidades objetivas.

Diez conceptos filosóficos relacionados con la subsistencia según Hume

  • El yo como una serie de impresiones: Hume rechaza la noción tradicional de un yo subsistente, viendo en él una sucesión de sensaciones y pensamientos.
  • La causalidad como una ficción útil: Aunque no percibimos directamente la causalidad, la inferimos a partir de asociaciones repetidas.
  • La memoria como constructora de identidad: La memoria no es una prueba de subsistencia, sino un mecanismo que conecta impresiones pasadas con las presentes.
  • La percepción como base del conocimiento: Todo conocimiento, según Hume, proviene de las impresiones sensoriales.
  • La noción de ficción útil: Ideas como la subsistencia son útiles aunque no tengan base empírica.
  • La inexistencia de una sustancia personal: No hay una esencia inmutable que defina a la persona.
  • La relación entre mente y cuerpo: Hume no ve al cuerpo como una sustancia que subsiste por sí misma, sino como una secuencia de sensaciones.
  • La noción de continuidad en la experiencia: La sensación de que algo persiste es una interpretación mental.
  • La crítica a la filosofía escolástica: Hume desmonta la noción de sustancia y esencia, proponiendo un enfoque más empirista.
  • La influencia en la filosofía moderna: La visión de Hume sobre la subsistencia ha sido fundamental para el desarrollo de la filosofía de la mente y la filosofía de la identidad.

La subsistencia en el contexto del empirismo

David Hume fue uno de los filósofos más radicales del empirismo. Su enfoque se basaba en la idea de que todo conocimiento proviene de las impresiones sensoriales. En este contexto, la subsistencia no puede ser considerada como una propiedad real de los objetos o personas, ya que no es algo que percibamos directamente. Más bien, es una interpretación mental que nuestra mente crea para dar coherencia a una secuencia de impresiones.

Este enfoque empirista tiene implicaciones profundas. Por ejemplo, si no existe una sustancia personal inmutable, ¿qué nos hace responsables por nuestras acciones? Hume responde que la responsabilidad no depende de una identidad constante, sino de una relación causal entre nuestras acciones y sus consecuencias. Aunque no haya una persona que persista a través del tiempo, sí hay una secuencia de acciones que pueden ser juzgadas desde un punto de vista moral.

Además, esta concepción de la identidad también tiene implicaciones en la filosofía de la mente y la psicología. Al considerar que el yo no es una entidad subsistente, Hume abre la puerta a una comprensión más dinámica y flexible de la mente humana. En lugar de ver a la persona como un contenedor de pensamientos, la ve como el proceso mismo de pensar, sentir y actuar.

¿Para qué sirve la noción de subsistencia según Hume?

La noción de subsistencia, aunque no sea una realidad objetiva según Hume, tiene una función práctica fundamental: permite organizar la experiencia humana de manera coherente. Sin esta noción, sería imposible hablar de objetos, personas o causas de manera útil. Por ejemplo, si no creyéramos que una mesa subsiste a través del tiempo, sería difícil planificar acciones o hacer predicciones basadas en la experiencia.

También es útil para la moral y la responsabilidad. Si no existiera la noción de una persona subsistente, sería difícil atribuir responsabilidad por nuestras acciones. Hume no niega el valor práctico de estas ficciones, pero sí subraya que no deben ser confundidas con realidades objetivas. En este sentido, la subsistencia es una herramienta mental que facilita la comunicación, la acción y la organización de la experiencia.

La persistencia en la filosofía de Hume

Un sinónimo útil para entender la noción de subsistencia en Hume es la *persistencia*. Esta palabra refleja la idea de que algo permanece a través del tiempo, aunque en realidad solo estemos ante una secuencia de impresiones. Para Hume, la persistencia no es una propiedad real de los objetos, sino una ficción útil que nuestra mente crea para dar sentido a una experiencia que, en sí misma, es fragmentada y cambiante.

Esta idea tiene importantes implicaciones en la filosofía de la identidad y la causalidad. Por ejemplo, cuando hablamos de una persona que persiste a través del tiempo, no estamos hablando de una sustancia inmutable, sino de una serie de sensaciones y pensamientos que se suceden de manera constante. Esta visión cuestiona la noción tradicional de identidad y abre la puerta a una comprensión más dinámica y flexible de la persona.

El papel de la imaginación en la construcción de la subsistencia

Una de las claves para entender la noción de subsistencia según Hume es el papel de la imaginación. Según él, la imaginación no solo recrea imágenes sensoriales, sino que también las organiza de manera que puedan ser interpretadas como objetos o personas que persisten a través del tiempo. Esta capacidad de la imaginación es lo que nos permite hablar de una mesa que sigue existiendo aunque no estemos mirándola, o de una persona que actúa de manera coherente a lo largo de su vida.

Hume no niega el valor práctico de estas ficciones, pero sí subraya que no deben ser confundidas con realidades objetivas. En este sentido, la subsistencia es una herramienta mental que facilita la comunicación, la acción y la organización de la experiencia. Sin embargo, es importante recordar que no se trata de una propiedad real de los objetos o personas, sino de una interpretación útil que nuestra mente crea para dar sentido al caos de la experiencia.

El significado de subsistencia en el sistema filosófico de Hume

En el sistema filosófico de David Hume, la subsistencia no es una propiedad real de los objetos o personas, sino una invención de la imaginación humana. Esta noción surge como una herramienta útil para organizar la experiencia sensorial y dar coherencia a una secuencia de impresiones que, en sí misma, es fragmentada y cambiante. La subsistencia, por lo tanto, no es una propiedad inherente a la realidad, sino una ficción útil que nuestra mente crea para facilitar la comunicación, la acción y la organización de la experiencia.

Hume argumenta que lo que llamamos yo o alma no es una entidad subsistente con una esencia inmutable, sino una sucesión de percepciones que se suceden una tras otra. Esta visión rompe con la tradición filosófica que veía al hombre como un ser dotado de una alma inmortal o una sustancia que persiste a través del tiempo. En lugar de eso, Hume propone que la sensación de subsistencia es una ficción psicológica necesaria para dar sentido a la experiencia.

Esta concepción tiene importantes implicaciones en la filosofía de la identidad, la causalidad y la moral. Al considerar que el yo no es una entidad subsistente, Hume abre la puerta a una comprensión más dinámica y flexible de la mente humana. En lugar de ver a la persona como un contenedor de pensamientos, la ve como el proceso mismo de pensar, sentir y actuar.

¿De dónde proviene la noción de subsistencia en Hume?

La noción de subsistencia en Hume tiene sus raíces en el empirismo, una corriente filosófica que sostiene que todo conocimiento proviene de la experiencia sensorial. Hume, al aplicar este principio a la noción de identidad personal, llegó a la conclusión de que no existe una sustancia o esencia que defina a la persona. En lugar de eso, propuso que lo que llamamos yo es simplemente una serie de percepciones que se suceden una tras otra.

Esta visión fue una respuesta directa a las filosofías tradicionales que veían al hombre como un ser dotado de una alma inmortal o una sustancia que persiste a través del tiempo. Hume, al cuestionar la existencia de una sustancia personal inmutable, abrió la puerta a una concepción más flexible de la identidad. En lugar de ver al hombre como una entidad subsistente, lo ve como una secuencia de sensaciones y pensamientos que se suceden de manera constante.

Esta idea tiene importantes implicaciones en la filosofía de la mente, la ética y la psicología. Al considerar que el yo no es una entidad subsistente, Hume permite una comprensión más dinámica y flexible de la mente humana. En lugar de ver a la persona como un contenedor de pensamientos, la ve como el proceso mismo de pensar, sentir y actuar.

La subsistencia como ficción mental

Un sinónimo útil para entender la noción de subsistencia según Hume es la *ficción mental*. Esta palabra refleja la idea de que la subsistencia no es una propiedad real de los objetos o personas, sino una interpretación útil que nuestra mente crea para dar sentido a una experiencia que, en sí misma, es fragmentada y cambiante.

Hume argumenta que lo que llamamos yo o alma no es una entidad subsistente con una esencia inmutable, sino una sucesión de percepciones que se suceden una tras otra. Esta visión rompe con la tradición filosófica que veía al hombre como un ser dotado de una alma inmortal o una sustancia que persiste a través del tiempo. En lugar de eso, Hume propone que la sensación de subsistencia es una ficción psicológica necesaria para dar sentido a la experiencia.

Esta concepción tiene importantes implicaciones en la filosofía de la identidad, la causalidad y la moral. Al considerar que el yo no es una entidad subsistente, Hume abre la puerta a una comprensión más dinámica y flexible de la mente humana. En lugar de ver a la persona como un contenedor de pensamientos, la ve como el proceso mismo de pensar, sentir y actuar.

¿Por qué la subsistencia es una ficción útil según Hume?

David Hume considera que la subsistencia es una ficción útil porque, aunque no se percibe directamente, permite organizar la experiencia humana de manera coherente. Esta noción es fundamental para la comunicación, la acción y la organización de la experiencia. Sin la idea de que algo persiste a través del tiempo, sería imposible hablar de objetos, personas o causas de manera útil.

Hume argumenta que la ficción de la subsistencia surge de la necesidad de dar coherencia a una secuencia de impresiones sensoriales. En lugar de ver en ello una propiedad real de los objetos o personas, ve en ello una interpretación mental útil para facilitar la comunicación y la acción. Esta visión no niega el valor práctico de la ficción, pero sí subraya que no debe ser confundida con una realidad objetiva.

Cómo usar el concepto de subsistencia según Hume y ejemplos

El concepto de subsistencia según Hume puede aplicarse de varias maneras en la filosofía, la ética y la psicología. En la filosofía de la identidad, se usa para cuestionar la noción tradicional de un yo subsistente. Por ejemplo, en lugar de hablar de una persona como una entidad inmutable, se puede describirla como una secuencia de percepciones que se suceden de manera constante.

En la ética, la noción de subsistencia permite analizar la responsabilidad moral sin recurrir a la noción de una alma inmortal. Por ejemplo, si no existe una persona que persista a través del tiempo, ¿qué nos hace responsables por nuestras acciones? Hume responde que la responsabilidad no depende de una identidad constante, sino de una relación causal entre nuestras acciones y sus consecuencias.

En la psicología, la noción de subsistencia puede usarse para entender cómo la memoria contribuye a la sensación de continuidad. Por ejemplo, cuando recordamos una experiencia pasada, no percibimos directamente esa experiencia, sino que nuestra mente la reconstruye basándose en una serie de asociaciones. Esta reconstrucción es lo que nos hace sentir que somos los mismos a lo largo del tiempo.

La subsistencia en la filosofía contemporánea

La noción de subsistencia según Hume ha tenido una influencia profunda en la filosofía contemporánea, especialmente en la filosofía de la mente y la filosofía de la identidad. Filósofos como Daniel Dennett y Thomas Nagel han desarrollado ideas similares a las de Hume, cuestionando la noción tradicional de una sustancia personal inmutable. En lugar de ver al hombre como un contenedor de pensamientos, lo ven como el proceso mismo de pensar, sentir y actuar.

Además, la visión de Hume sobre la subsistencia ha sido fundamental para el desarrollo de la filosofía empirista moderna. Su enfoque basado en la experiencia sensorial ha sido adoptado por filósofos como John Stuart Mill y John Locke, quienes también cuestionaron la noción de sustancia y esencia. Esta tradición ha tenido un impacto importante en la filosofía contemporánea, especialmente en el ámbito de la filosofía de la mente y la psicología.

La importancia de la noción de subsistencia en la filosofía de Hume

La noción de subsistencia en la filosofía de Hume no solo cuestiona la noción tradicional de identidad personal, sino que también tiene implicaciones profundas en la filosofía de la mente, la ética y la psicología. Al considerar que el yo no es una entidad subsistente, Hume permite una comprensión más dinámica y flexible de la mente humana. En lugar de ver a la persona como un contenedor de pensamientos, la ve como el proceso mismo de pensar, sentir y actuar.

Esta visión ha sido fundamental para el desarrollo de la filosofía contemporánea, especialmente en el ámbito de la filosofía de la identidad y la filosofía de la mente. Filósofos como Daniel Dennett y Thomas Nagel han desarrollado ideas similares a las de Hume, cuestionando la noción tradicional de una sustancia personal inmutable. En lugar de ver al hombre como un ser dotado de una alma inmortal, lo ven como una secuencia de sensaciones y pensamientos que se suceden de manera constante.