Qué es necesidades real y sentida trabajo social

Qué es necesidades real y sentida trabajo social

En el campo del trabajo social, el concepto de necesidades real y sentida juega un papel fundamental para comprender cómo las personas perciben sus propios problemas y cómo los profesionales pueden intervenir de manera efectiva. Este término, que se refiere a la percepción subjetiva de una necesidad por parte del individuo, se diferencia de la necesidad objetiva, que es definida desde un marco externo. Comprender esta dualidad es clave para el trabajo social, ya que permite una intervención más empática y centrada en el sujeto.

¿Qué es necesidades real y sentida en trabajo social?

En el trabajo social, las necesidades se clasifican en dos tipos fundamentales: las necesidades reales y las necesidades sentidas. La necesidad real se refiere a aquello que, desde una perspectiva objetiva, es indispensable para el bienestar humano, como el acceso a la salud, la educación, la vivienda, entre otros. Por otro lado, la necesidad sentida es aquella que el individuo percibe como algo que le falta o que le afecta en su vida cotidiana. Esta percepción puede estar influenciada por factores culturales, sociales, personales o incluso por la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra.

Por ejemplo, una persona que vive en una comunidad con altos índices de desempleo puede sentir una necesidad de empleo, aunque no sea el único factor que condiciona su bienestar. En este caso, el trabajo social debe identificar no solo qué necesidades son reales, sino también cuáles son percibidas por el individuo como prioritarias. Esto permite diseñar intervenciones que resuenen con el sujeto y que sean más eficaces a largo plazo.

El papel de la percepción en la intervención social

La percepción subjetiva de las necesidades es un elemento central en la metodología del trabajo social. Este enfoque, basado en el enfoque comunitario y en la teoría de las necesidades, permite que los profesionales no impongan soluciones desde una perspectiva externa, sino que trabajen desde una mirada empática y participativa. La necesidad sentida, por tanto, es un motor para el cambio social, ya que refleja lo que el individuo considera prioritario para mejorar su calidad de vida.

También te puede interesar

En este sentido, el trabajo social no solo se limita a identificar problemas objetivos, sino que también se enfoca en escuchar y validar la experiencia del usuario. Esta escucha activa permite que las intervenciones no sean genéricas, sino adaptadas a las realidades particulares de cada persona o comunidad. Por ejemplo, una persona con discapacidad puede sentir la necesidad de independencia, aunque su situación objetiva requiera apoyo continuo.

Diferencias entre necesidad real y necesidad sentida

Es importante destacar que la necesidad real y la necesidad sentida no siempre coinciden. Mientras que la primera se basa en criterios objetivos y universales de bienestar, la segunda depende del contexto personal y social del individuo. Esta diferencia tiene implicaciones importantes en el diseño de políticas públicas y en la intervención social.

Por ejemplo, una persona puede no reconocer que necesita apoyo psicológico, aunque desde el punto de vista del profesional, sea una necesidad real. En este caso, el trabajo social debe construir puentes entre ambas perspectivas, ayudando al individuo a comprender qué necesidades pueden estar influyendo en su vida de forma no consciente. Este proceso es fundamental para promover la autonomía y el empoderamiento.

Ejemplos de necesidades reales y sentidas en el trabajo social

Para ilustrar mejor estos conceptos, consideremos algunos ejemplos concretos:

  • Necesidad real: Acceso a la educación. Para cualquier persona, recibir una educación básica es una necesidad universal y objetiva.
  • Necesidad sentida: Un estudiante puede sentir que necesita apoyo para estudiar en un entorno más tranquilo, aunque no sea un requisito universal.

Otro ejemplo podría ser:

  • Necesidad real: Salud física. La atención médica es una necesidad básica.
  • Necesidad sentida: Una persona con diabetes puede sentir que necesita ayuda para manejar su enfermedad, aunque ya tenga acceso a tratamiento.

Estos ejemplos muestran cómo el trabajo social debe abordar tanto lo que es necesario objetivamente como lo que el individuo percibe como prioritario.

La importancia de la escucha en la identificación de necesidades

La escucha activa es una herramienta esencial en el trabajo social para identificar necesidades sentidas. A través de la conversación y la observación, el profesional puede entender cuáles son las preocupaciones, deseos y expectativas de la persona. Este proceso no solo permite detectar necesidades, sino que también construye un vínculo de confianza entre el trabajador social y el usuario.

Además, la escucha permite identificar necesidades que el individuo no expresa de forma directa. Por ejemplo, alguien puede mencionar que necesita ayuda para encontrar trabajo, pero en realidad puede estar buscando apoyo emocional o orientación para superar inseguridades. En este caso, la necesidad sentida es más compleja y requiere una intervención integral.

Recopilación de necesidades en el trabajo social

A continuación, se presenta una lista de necesidades reales y sentidas que son comunes en el ámbito del trabajo social:

Necesidades reales:

  • Acceso a servicios de salud.
  • Vivienda digna y segura.
  • Alimentación adecuada.
  • Educación de calidad.
  • Empleo con condiciones dignas.

Necesidades sentidas:

  • Apoyo emocional.
  • Reconocimiento social.
  • Autonomía y independencia.
  • Seguridad emocional.
  • Reconocimiento de sus habilidades.

Esta lista no es exhaustiva, pero refleja cómo el trabajo social debe atender tanto lo que es necesario objetivamente como lo que el individuo percibe como prioritario.

El enfoque en la persona en el trabajo social

El enfoque en la persona, también conocido como enfoque centrado en el sujeto, es una metodología que pone a la persona en el centro del proceso de intervención. Este enfoque se basa en la idea de que cada individuo tiene una historia única y que sus necesidades deben ser entendidas desde su perspectiva.

En este contexto, el trabajo social no se limita a resolver problemas, sino que busca acompañar al individuo en su proceso de cambio. Esto implica no solo identificar necesidades reales y sentidas, sino también construir relaciones de confianza y fomentar la participación activa del usuario en la toma de decisiones.

El enfoque en la persona también permite que las intervenciones sean más personalizadas y respetuosas con la diversidad cultural, social y personal de cada individuo. En este sentido, el trabajo social se convierte en un espacio de empoderamiento y transformación.

¿Para qué sirve identificar necesidades reales y sentidas en el trabajo social?

Identificar las necesidades reales y sentidas es fundamental para el trabajo social por varias razones. En primer lugar, permite que las intervenciones sean más precisas y efectivas, ya que se basan en lo que realmente necesita el individuo, tanto desde un punto de vista objetivo como subjetivo. En segundo lugar, facilita la construcción de relaciones de confianza entre el profesional y el usuario, lo que es esencial para el éxito de cualquier intervención.

Además, esta identificación ayuda a evitar intervenciones genéricas o paternalistas, que pueden no resolver los problemas reales del individuo. Por ejemplo, una persona puede necesitar apoyo para mejorar su autoestima, aunque desde el punto de vista del profesional, el enfoque sea en resolver un problema de empleo. En este caso, abordar la autoestima puede ser el primer paso para lograr un cambio más profundo.

Conceptos relacionados con necesidades reales y sentidas

Existen otros conceptos relacionados con las necesidades en el trabajo social que es importante conocer:

  • Necesidad comparada: Es aquella que surge cuando una persona se compara con otros y percibe una desigualdad. Por ejemplo, sentir que otros tienen más oportunidades puede generar una necesidad comparada de justicia o equidad.
  • Necesidad normativa: Se refiere a lo que se espera que una persona necesite según normas sociales, culturales o institucionales.
  • Necesidad expresada: Es la necesidad que el individuo comunica directamente, ya sea de forma verbal o a través de sus acciones.

Estos conceptos complementan la comprensión de las necesidades reales y sentidas, y permiten al trabajador social construir una visión más completa de la situación del usuario.

La intervención social desde la perspectiva de las necesidades

La intervención social desde la perspectiva de las necesidades implica un proceso en varias etapas. En primer lugar, es necesario realizar una evaluación del contexto y de las necesidades del individuo o grupo. Esta evaluación debe ser participativa, es decir, que involucre a la persona en la identificación de sus propias necesidades.

Una vez identificadas las necesidades, el trabajador social debe diseñar un plan de intervención que aborde tanto las necesidades reales como las sentidas. Este plan debe ser flexible y adaptable, ya que las necesidades pueden cambiar a lo largo del proceso. Además, es importante evaluar los resultados de la intervención para asegurar que se han abordado de manera efectiva.

Por último, el proceso debe incluir una fase de cierre, en la cual se reflexiona sobre los logros alcanzados y se establecen estrategias para mantener los cambios. Este enfoque integral permite que las intervenciones sociales sean más sostenibles y significativas.

El significado de las necesidades reales y sentidas en el trabajo social

Las necesidades reales y sentidas son conceptos clave en el trabajo social, ya que reflejan la dualidad entre lo que es necesario objetivamente y lo que el individuo percibe como prioritario. Esta dualidad permite al trabajador social construir intervenciones que no solo resuelvan problemas concretos, sino que también promuevan el bienestar subjetivo de las personas.

Por ejemplo, una persona puede necesitar acceso a la salud (necesidad real), pero sentir que su principal problema es el aislamiento social (necesidad sentida). En este caso, el trabajo social debe abordar ambos aspectos, ya que ambos son importantes para el bienestar integral del individuo.

La comprensión de estas necesidades también permite al trabajador social identificar oportunidades para el empoderamiento, la participación y la transformación social. Al reconocer lo que el individuo siente que necesita, se fomenta su autonomía y se le da voz a su experiencia.

¿Cuál es el origen del concepto de necesidades reales y sentidas?

El concepto de necesidades reales y sentidas tiene sus raíces en la teoría de las necesidades propuesta por diversos autores en el campo del trabajo social y la sociología. Uno de los referentes más importantes es el psicólogo Abraham Maslow, quien propuso la pirámide de necesidades, en la cual se distingue entre necesidades básicas y necesidades superiores.

Sin embargo, en el trabajo social, el enfoque en las necesidades se ha desarrollado de manera más compleja, incorporando la perspectiva subjetiva del individuo. Este enfoque se ha desarrollado especialmente en el contexto de los movimientos de justicia social y los derechos humanos, donde se ha reconocido la importancia de escuchar la voz de los más vulnerables.

A lo largo del tiempo, este concepto ha evolucionado para incluir dimensiones como la identidad, la participación, la justicia y la equidad, lo que ha permitido un enfoque más integral del trabajo social.

Variantes del concepto de necesidades en el trabajo social

Además de las necesidades reales y sentidas, existen otras variantes que se han utilizado en el trabajo social para comprender las demandas de las personas:

  • Necesidades básicas: Son aquellas que son universales y esenciales para la supervivencia.
  • Necesidades sociales: Se refieren a la pertenencia, el reconocimiento y la interacción con otros.
  • Necesidades emocionales: Incluyen aspectos como la autoestima, la seguridad emocional y el afecto.
  • Necesidades culturales: Se refieren a la identidad, los valores y las prácticas culturales.
  • Necesidades económicas: Se relacionan con el acceso a recursos y la estabilidad financiera.

Cada una de estas necesidades puede ser real o sentida, y su comprensión permite al trabajador social abordar los problemas desde múltiples perspectivas.

¿Cómo se aplican las necesidades reales y sentidas en la práctica?

En la práctica del trabajo social, las necesidades reales y sentidas se aplican a través de diferentes herramientas y técnicas. Una de las más utilizadas es la entrevista individual, en la cual se busca entender la situación del usuario desde su propia perspectiva. Esta entrevista debe ser abierta, empática y respetuosa con el lenguaje y la experiencia del individuo.

Otra herramienta es la observación participante, que permite al trabajador social comprender el contexto en el que vive la persona. Esta observación complementa la información obtenida a través de la entrevista y permite identificar necesidades que el individuo puede no expresar directamente.

También se utilizan grupos focales y talleres participativos para identificar necesidades a nivel comunitario. Estas herramientas permiten que las personas se expresen en grupo, lo que puede revelar necesidades que no se identifican en el trabajo individual.

Cómo usar el concepto de necesidades reales y sentidas en el trabajo social

El uso del concepto de necesidades reales y sentidas en el trabajo social implica seguir ciertos pasos:

  • Escucha activa: Escuchar a la persona sin juicios y con empatía.
  • Identificación de necesidades: Determinar cuáles son las necesidades reales y cuáles son las sentidas.
  • Priorización: Establecer cuáles son las necesidades más urgentes o importantes para la persona.
  • Diseño de intervención: Planificar una intervención que aborde tanto las necesidades reales como las sentidas.
  • Evaluación: Evaluar los resultados de la intervención y ajustarla si es necesario.

Por ejemplo, si una persona expresa que necesita ayuda para encontrar trabajo, el trabajador social puede identificar necesidades reales como el acceso a educación o capacitación laboral, y necesidades sentidas como el apoyo emocional para superar la inseguridad.

El impacto de las necesidades reales y sentidas en la política social

Las necesidades reales y sentidas también tienen un impacto importante en la formulación de políticas públicas. Las políticas sociales deben considerar tanto lo que es necesario objetivamente como lo que las personas perciben como prioritario. Esto permite que las políticas sean más eficaces y que respondan a las demandas reales de la población.

Por ejemplo, una política educativa puede estar basada en el acceso universal a la educación (necesidad real), pero también debe considerar las percepciones de los estudiantes y sus familias (necesidades sentidas) para ser exitosa. Ignorar este aspecto puede llevar a políticas que no logran su propósito.

El trabajo social, en este contexto, actúa como un puente entre las personas y las instituciones, ayudando a que las políticas se basen en la realidad de las personas.

La importancia de reconocer la subjetividad en el trabajo social

La subjetividad es un elemento fundamental en el trabajo social, ya que refleja la experiencia única de cada individuo. Reconocer la subjetividad implica aceptar que las personas perciben el mundo de manera diferente y que sus necesidades no siempre coinciden con lo que se espera de ellas.

Esta perspectiva permite al trabajador social evitar enfoques homogéneos y construir intervenciones que respeten la diversidad y la individualidad de cada persona. Además, fomenta una relación de igualdad entre el profesional y el usuario, lo que es esencial para el éxito del proceso de intervención.

Reconocer la subjetividad también implica aceptar que las necesidades pueden cambiar con el tiempo, lo que requiere una intervención flexible y adaptativa. Este enfoque no solo beneficia al individuo, sino que también contribuye a la construcción de una sociedad más justa e inclusiva.