Qué es extinción psicología

Qué es extinción psicología

En el campo de la psicología, el término *extinción* se refiere a un proceso fundamental dentro del aprendizaje conductual. Aunque puede sonar técnicamente complejo, su concepto es bastante accesible y describe cómo ciertos comportamientos se reducen o desaparecen cuando ya no producen un resultado deseado. Este fenómeno es clave para entender cómo las personas modifican sus acciones en respuesta a las consecuencias de sus conductas. En este artículo, exploraremos detalladamente qué es la extinción desde la perspectiva de la psicología, su importancia, ejemplos prácticos y cómo se aplica en diversos contextos, como la terapia conductual o el entrenamiento animal.

¿Qué es la extinción en psicología?

La extinción en psicología se define como el proceso mediante el cual una conducta previamente reforzada deja de ocurrir porque ya no recibe un refuerzo. Esto ocurre comúnmente en el aprendizaje por condicionamiento operante, donde los individuos aprenden a realizar ciertas acciones porque son recompensados por ellas. Sin embargo, cuando el refuerzo deja de ocurrir, la conducta se vuelve menos frecuente y, con el tiempo, puede desaparecer por completo.

Por ejemplo, si un niño recibe elogios cada vez que comparte sus juguetes, es probable que repita esa conducta con frecuencia. Si, en un momento dado, dejan de darle elogios por compartir, la conducta podría disminuir y eventualmente extinguirse. Este proceso no ocurre de inmediato, sino que requiere de varios intentos sin refuerzo para que el individuo deje de asociar la acción con una recompensa.

Un dato histórico interesante

El concepto de extinción fue ampliamente estudiado por B.F. Skinner, uno de los psicólogos más influyentes en el campo del conductismo. En sus experimentos con palomas y ratas, Skinner demostró cómo el refuerzo intermitente (no constante) hacía que los animales siguieran realizando ciertas acciones por más tiempo, incluso después de que el refuerzo dejara de ofrecerse. Esto llevó a la comprensión de que la extinción no es un proceso lineal, sino que puede variar según la frecuencia y la historia de refuerzo previa.

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El papel de la extinción en el aprendizaje conductual

La extinción es un mecanismo fundamental en el aprendizaje conductual, especialmente en el condicionamiento operante. Este tipo de aprendizaje se basa en la idea de que las consecuencias de una conducta determinan si ésta se repite o no. Cuando una acción resulta en una consecuencia positiva (refuerzo), es más probable que el individuo la repita. Por el contrario, si la conducta no produce ninguna consecuencia positiva o incluso genera una consecuencia negativa (castigo), es probable que deje de ocurrir.

Este proceso es esencial para la adaptación del comportamiento. En la vida cotidiana, por ejemplo, si una persona intenta convencer a un amigo de hacer algo y no recibe una respuesta positiva, probablemente deje de intentarlo. La extinción permite que los individuos ajusten su comportamiento para maximizar los resultados positivos y minimizar los negativos.

La extinción en el entorno social

En contextos sociales, la extinción también puede manifestarse en relaciones interpersonales. Si una persona constantemente busca la atención de otra y esta no responde, la primera puede dejar de buscar esa atención. Esto no siempre es un proceso sencillo, especialmente si la conducta ha estado reforzada en el pasado. A veces, incluso cuando el refuerzo ya no está presente, el individuo puede seguir intentando, esperando que en algún momento se repita.

La extinción y la recuperación espontánea

Una de las características más interesantes de la extinción es que, aunque una conducta puede parecer haber desaparecido, puede reaparecer en el futuro. Este fenómeno se conoce como recuperación espontánea. Por ejemplo, un niño que dejó de molestar a su hermano porque ya no recibía atención por hacerlo, podría volver a molestarlo después de un tiempo si cree que obtendrá una reacción.

La recuperación espontánea es importante porque muestra que la extinción no implica necesariamente que el aprendizaje haya sido olvidado, sino que simplemente se ha suprimido temporalmente. Esto tiene implicaciones importantes en la psicoterapia, donde es necesario no solo extinguir conductas inadecuadas, sino también reforzar alternativas más adaptativas.

Ejemplos de extinción en la vida cotidiana

La extinción ocurre con frecuencia en nuestra vida diaria, aunque a menudo no nos damos cuenta. Aquí hay algunos ejemplos claros:

  • Hablar por teléfono en un lugar ruidoso: Si una persona habla en voz baja y no es escuchada por el otro extremo, es probable que eleve el volumen. Si, sin embargo, la persona al otro lado no responde o no parece escuchar, la primera podría dejar de hablar alto.
  • Publicar en redes sociales: Si un usuario publica contenido y no recibe interacciones (likes, comentarios), es probable que deje de publicar con la misma frecuencia.
  • Llamar a un amigo que no responde: Si alguien llama repetidamente a un amigo y no obtiene respuesta, es posible que deje de llamar, especialmente si ya no hay refuerzo positivo en la interacción.
  • Jugar a una videoconsola sin éxito: Si un jugador intenta un nivel difícil y no lo logra después de varios intentos, podría dejar de jugar ese nivel, especialmente si no hay refuerzo en forma de progreso o logros.

Estos ejemplos ilustran cómo la extinción puede aplicarse a conductas sociales, tecnológicas y personales, mostrando que es un mecanismo adaptativo y esencial para la regulación del comportamiento.

La extinción como herramienta terapéutica

En la psicoterapia, especialmente en la terapia conductual y cognitivo-conductual, la extinción se utiliza como una estrategia para reducir conductas inadecuadas o inapropiadas. Por ejemplo, en el tratamiento del trastorno de ansiedad o fobias, se puede aplicar la exposición prolongada sin refuerzo de la ansiedad, lo que lleva a que el paciente deje de asociar el estímulo con la respuesta de miedo.

El proceso funciona de la siguiente manera:

  • El paciente es expuesto gradualmente al estímulo que le produce ansiedad (por ejemplo, hablar en público).
  • A diferencia de los refuerzos anteriores (como evitar hablar), ahora no hay escape ni reforzamiento negativo.
  • Con el tiempo, la ansiedad disminuye, y la conducta inadecuada (evitar hablar) se extingue.

Este enfoque ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de fobias, ansiedad social y trastornos de pánico. Además, se ha utilizado en el manejo de conductas compulsivas, donde el reforzamiento es la repetición de la acción.

5 ejemplos prácticos de extinción en la psicología

Aquí tienes cinco ejemplos claros de cómo se aplica el concepto de extinción en la psicología:

  • Terapia para trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): Se deja de reforzar las compulsiones, como lavarse las manos, para que el individuo deje de asociar esa acción con la reducción de ansiedad.
  • Tratamiento de fobias: Se expone al paciente al estímulo fóbico sin permitir que escape, lo que lleva a la extinción de la respuesta de miedo.
  • Educación infantil: Si un niño llora para obtener atención y no se le da, con el tiempo dejará de llorar.
  • Modificación de conductas en el trabajo: Si un empleado llega tarde y no recibe críticas ni castigos, es menos probable que repita esa conducta.
  • Entrenamiento animal: Si un perro deja de recibir comida por hacer un truco, podría dejar de realizarlo.

Estos ejemplos muestran cómo la extinción puede aplicarse en contextos diversos, desde el aula hasta la clínica, para modificar el comportamiento de manera efectiva.

La extinción y su relación con el refuerzo

La extinción y el refuerzo están estrechamente relacionados, ya que uno no puede entenderse sin el otro. Mientras que el refuerzo fortalece una conducta, la extinción la debilita. Esta relación es fundamental en el aprendizaje conductual, donde se busca modificar el comportamiento a través de las consecuencias que se siguen.

En el condicionamiento operante, el refuerzo positivo y negativo aumentan la probabilidad de que una conducta se repita. Por el contrario, la extinción ocurre cuando el refuerzo deja de aplicarse, lo que reduce la frecuencia de la conducta. Sin embargo, es importante destacar que la extinción no siempre es directa o inmediata. Muchas veces, el individuo puede mostrar una resistencia a la extinción, especialmente si ha estado recibiendo refuerzos en el pasado.

La importancia de la consistencia

Una de las claves para que la extinción sea efectiva es la consistencia. Si el refuerzo se reanuda de forma intermitente, la conducta podría mantenerse o incluso fortalecerse. Por ejemplo, si un niño que llora para obtener atención a veces recibe refuerzo y otras no, podría seguir llorando esperando que en algún momento obtenga lo que quiere. Este fenómeno es conocido como refuerzo intermitente, y puede dificultar el proceso de extinción.

¿Para qué sirve la extinción en psicología?

La extinción sirve como una herramienta fundamental para modificar conductas inadecuadas, ya sea en entornos clínicos, educativos o sociales. Su principal utilidad está en la capacidad de reducir o eliminar conductas que no son funcionales o que generan malestar, como el miedo irracional, la ansiedad o las compulsiones.

Al aplicar la extinción, los psicólogos y terapeutas buscan que el individuo deje de asociar ciertos estímulos con respuestas no deseables. Por ejemplo, en el tratamiento del trastorno de pánico, se busca que el paciente deje de asociar ciertos lugares o situaciones con la sensación de peligro. Esto se logra mediante la exposición repetida y controlada sin consecuencias negativas.

Además, la extinción también es útil para enseñar nuevas conductas. Al extinguir una conducta inadecuada, se abre la puerta para reforzar una conducta alternativa que sea más adaptativa. Por ejemplo, si un niño pega a sus compañeros para obtener atención, se puede extinguir esa conducta y reforzar el uso de la comunicación verbal.

Alternativas al concepto de extinción

Aunque el término *extinción* es el más común en la literatura psicológica, existen otras expresiones que se usan en contextos similares. Algunas de estas alternativas incluyen:

  • Supresión conductual: Se refiere a la reducción o eliminación de una conducta sin necesariamente extinguirla por completo.
  • Extinción conductual: Es un sinónimo directo de extinción, utilizado en contextos académicos o clínicos.
  • Desaparición de la conducta: Se usa para describir cómo una acción deja de ocurrir en respuesta a la falta de refuerzo.
  • Debilitamiento conductual: Se refiere al proceso mediante el cual una conducta se vuelve menos frecuente.

Aunque estos términos pueden parecer similares, cada uno tiene matices que los diferencian. Por ejemplo, la supresión conductual puede ocurrir incluso cuando el refuerzo se mantiene, pero se presenta de forma intermitente, mientras que la extinción implica la eliminación total del refuerzo.

La extinción en el desarrollo infantil

El proceso de extinción es especialmente relevante en el desarrollo infantil, donde las conductas se aprenden y modifican con rapidez. Los niños son altamente sensibles al refuerzo y, por lo tanto, también a la extinción. Un ejemplo clásico es el de un niño que llora para obtener atención y, al no recibir respuesta, deja de llorar con el tiempo.

Este fenómeno no solo ocurre en el hogar, sino también en el aula. Si un estudiante levanta la mano para participar y no es escuchado por el maestro, podría dejar de participar en el futuro. Por el contrario, si el maestro recompensa la participación con atención positiva, la conducta se reforzará.

La extinción también puede aplicarse para reducir conductas no deseadas. Por ejemplo, si un niño se porta mal para obtener refuerzo positivo, como la atención del adulto, dejar de darle esa atención puede llevar a la extinción de la conducta inapropiada. Sin embargo, es crucial hacerlo de manera consistente y sin alternar con refuerzos intermitentes.

El significado de la extinción en psicología

La extinción en psicología no es solo un proceso biológico o conductual; también tiene un significado profundo en términos de adaptación y supervivencia. Desde una perspectiva evolutiva, la capacidad de extinguir conductas inadecuadas es una ventaja que permite a los individuos ajustarse a los cambios en su entorno. Por ejemplo, si una conducta que antes era útil ya no lo es, el individuo debe dejar de realizarla para no perder recursos o energía.

En términos prácticos, la extinción permite que las personas aprendan qué comportamientos son efectivos y cuáles no. Esto es especialmente relevante en contextos sociales, donde las normas cambian con el tiempo. Quien no se adapte a estas normas podría verse excluido o penalizado.

Extinción y adaptabilidad

La adaptabilidad es una de las características más valoradas en la psicología del desarrollo y en la psicología evolutiva. La extinción contribuye a esta adaptabilidad al permitir que los individuos dejen de realizar conductas que ya no son funcionales. Por ejemplo, un niño que aprendió a gatear para moverse podría dejar de hacerlo cuando el caminar es más eficiente. Este proceso de transición se logra gracias a la extinción de la conducta gateante.

¿De dónde viene el concepto de extinción?

El concepto de extinción tiene sus raíces en el campo del conductismo, una escuela de pensamiento en psicología que se centra en el estudio del comportamiento observable y las consecuencias que lo modifican. Fue B.F. Skinner quien formalizó el concepto dentro del condicionamiento operante, aunque otros psicólogos como Edward Thorndike también contribuyeron al desarrollo de las teorías sobre el aprendizaje.

Thorndike, con su famosa caja de los gatos, observó cómo los animales aprendían a realizar ciertas acciones para obtener una recompensa. Si la acción no producía una recompensa, el animal dejaba de realizarla. Esta observación sentó las bases para lo que más tarde se conocería como extinción.

Skinner amplió estos conceptos al desarrollar el modelo del condicionamiento operante, donde el refuerzo y la extinción son dos procesos fundamentales para el aprendizaje. A través de sus experimentos con palomas y ratas, demostró cómo el comportamiento se modifica según el entorno y las consecuencias que se siguen.

La extinción y sus variantes en psicología

Además de la extinción clásica, en psicología existen otras formas de extinción que se aplican en contextos específicos. Algunas de las variantes más destacadas incluyen:

  • Extinción por reforzamiento intermitente: Ocurre cuando el refuerzo no se aplica de forma constante, lo que puede hacer que el comportamiento persista por más tiempo.
  • Extinción en el aprendizaje social: Se refiere a cómo los individuos dejan de imitar conductas inadecuadas cuando no ven que producen resultados positivos.
  • Extinción en el entorno virtual: En el contexto de las redes sociales, las conductas (como publicar contenido) pueden extinguirse si no reciben interacciones.
  • Extinción en el entorno educativo: Se aplica para reducir conductas no deseadas en el aula, como el desobedecer órdenes.

Cada una de estas variantes tiene implicaciones prácticas distintas, pero todas comparten el mismo principio subyacente: la falta de refuerzo lleva a la disminución o desaparición de la conducta.

¿Cómo se aplica la extinción en la vida real?

La extinción se aplica en la vida real de formas tan diversas como las situaciones que enfrentamos. En el ámbito educativo, por ejemplo, los maestros pueden usar la extinción para reducir conductas inadecuadas en los estudiantes. Si un niño interrumpe constantemente la clase para obtener atención, dejar de reforzar esa conducta con miradas, comentarios o reacciones puede llevar a que deje de interrumpir.

En el entorno laboral, la extinción también puede aplicarse para modificar comportamientos. Si un empleado llega tarde y no recibe ninguna consecuencia negativa, es probable que siga llegando tarde. Sin embargo, si dejan de reforzar esa conducta (por ejemplo, no le dan elogios ni le permiten avanzar en el proyecto), podría dejar de ocurrir.

En el ámbito personal, la extinción se puede usar para dejar de realizar acciones que no producen resultados positivos. Por ejemplo, si una persona intenta convencer a alguien de algo y no obtiene respuesta, es posible que deje de intentarlo. Este proceso, aunque natural, puede ser más rápido y efectivo si se aplica de manera consciente y consistente.

Cómo usar la extinción y ejemplos de uso

Para aplicar correctamente el concepto de extinción, es fundamental seguir algunos pasos:

  • Identificar la conducta a extinguir: Es necesario determinar cuál es el comportamiento que se quiere reducir o eliminar.
  • Determinar el refuerzo que lo mantiene: A veces, una conducta persiste porque se reforzada de forma indirecta, como la atención o el escape de una situación desagradable.
  • Dejar de reforzar la conducta: Una vez identificados el comportamiento y el refuerzo, se debe dejar de darle cualquier tipo de refuerzo positivo.
  • Reforzar conductas alternativas: Es importante sustituir la conducta inadecuada con una conducta más adaptativa que sí reciba refuerzo.
  • Ser consistente: La extinción requiere de constancia y no debe aplicarse de forma intermitente, ya que esto puede reforzar la conducta.

Ejemplo práctico: Un niño que llora para obtener atención puede dejar de recibir esa atención. En su lugar, se le puede reforzar cuando comparta sus juguetes o cuando se comporte de manera calmada. Con el tiempo, la conducta de llorar se extinguirá y la conducta adaptativa se reforzará.

La extinción y su relación con el castigo

Aunque la extinción y el castigo pueden parecer similares, son procesos distintos con resultados diferentes. Mientras que la extinción se basa en la ausencia de refuerzo, el castigo implica la aplicación de una consecuencia negativa para disminuir una conducta.

El castigo puede ser positivo (añadir una consecuencia negativa) o negativo (quitar una consecuencia positiva). Por ejemplo, castigar a un niño con un regaño (castigo positivo) o quitarle un juguete (castigo negativo) son formas de disminuir una conducta inadecuada.

Sin embargo, el castigo no siempre es efectivo y puede tener efectos secundarios, como el aumento de la ansiedad o la hostilidad. Por otro lado, la extinción es una estrategia más suave que no implica consecuencias negativas, lo que la hace más adecuada en muchos contextos, especialmente en el desarrollo infantil y en la psicoterapia.

La importancia de la extinción en la psicología moderna

En la psicología moderna, la extinción sigue siendo una herramienta clave para entender y modificar el comportamiento. Su aplicabilidad abarca desde la educación hasta la psicoterapia, pasando por el entrenamiento animal y el diseño de entornos laborales. Gracias a la extinción, los psicólogos pueden ayudar a las personas a dejar de realizar conductas inadecuadas y reforzar aquellas que son más adaptativas.

Además, el estudio de la extinción ha llevado al desarrollo de técnicas como la exposición prolongada, la terapia cognitivo-conductual y el entrenamiento de habilidades sociales, todas ellas basadas en el principio de que los comportamientos se modifican a través de las consecuencias que se les dan.

En resumen, la extinción no solo es un concepto teórico, sino una herramienta práctica que permite a los profesionales de la psicología ayudar a sus pacientes a mejorar su calidad de vida a través del aprendizaje y la adaptación conductual.