Que es presentismo en psicologia

Que es presentismo en psicologia

El presentismo es un fenómeno psicológico que se refiere a la tendencia de las personas a enfocarse en lo inmediato, ignorando o minimizando el impacto del pasado o el futuro. Este concepto, aunque no siempre se menciona por su nombre, juega un papel fundamental en cómo tomamos decisiones, cómo gestionamos nuestro bienestar emocional y cómo nos relacionamos con los demás. A continuación, exploraremos a fondo qué es el presentismo en psicología, cómo se manifiesta, sus implicaciones y ejemplos prácticos de su aplicación.

¿Qué es el presentismo en psicología?

El presentismo, también conocido como enfoque en el presente o mentalidad presente, es una forma de pensar en la que la persona prioriza lo que está sucediendo ahora mismo, a menudo a costa de planificar el futuro o aprender de la historia. En psicología, se ha estudiado desde diferentes perspectivas, incluyendo la cognitiva, la evolutiva y la del bienestar personal. Este enfoque puede ser positivo, como en el caso de la atención plena (mindfulness), o negativo, cuando se convierte en una evasión de responsabilidades o de pensamientos que requieren reflexión a largo plazo.

Un dato interesante es que el presentismo no es un concepto nuevo. Desde la antigüedad, filósofos como Epicuro o los estoicos ya abordaban la importancia de vivir el presente. Sin embargo, en el siglo XX, con el auge de la psicología cognitiva, este fenómeno comenzó a estudiarse con mayor profundidad. Por ejemplo, el psicólogo Daniel Kahneman, en su libro *Pensar rápido, pensar despacio*, distingue entre dos sistemas de pensamiento: uno rápido y reactivo (presente) y otro lento y reflexivo (futuro). Esto ayuda a entender cómo el presentismo puede afectar nuestras decisiones en múltiples contextos.

En la actualidad, el presentismo es un tema relevante en la psicología del comportamiento, especialmente en el estudio de adicciones, trastornos por estrés postraumático, consumo excesivo de tecnología, y la toma de decisiones en entornos de alta incertidumbre. Comprender este fenómeno nos permite desarrollar estrategias para equilibrar el presente con otras dimensiones del tiempo, mejorando así nuestra calidad de vida.

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El presente como eje central en la toma de decisiones

En la psicología moderna, el presente no solo es una dimensión temporal, sino también un estado mental que influye profundamente en cómo tomamos decisiones. Las personas con un fuerte enfoque en el presente tienden a actuar de forma impulsiva, buscando satisfacciones inmediatas y a menudo descuidando las consecuencias a largo plazo. Este patrón es común en conductas como el consumo excesivo, el juego patológico o la procrastinación. Por el contrario, aquellos que equilibran el presente con el futuro suelen tener mayor éxito en la vida académica, profesional y personal.

Este enfoque se puede observar en múltiples contextos. Por ejemplo, en la educación, los estudiantes que se centran únicamente en el presente pueden no prepararse adecuadamente para exámenes futuros, lo que afecta sus resultados. En el ámbito laboral, los empleados con mentalidad presente pueden no planificar sus metas a largo plazo, lo que limita su crecimiento profesional. Además, en el contexto emocional, el presentismo puede dificultar la resolución de conflictos, ya que no permite reflexionar sobre el origen de los problemas ni considerar soluciones a largo plazo.

El presente también puede tener aspectos positivos. La atención plena, por ejemplo, se basa en la conciencia del momento presente para reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional. Sin embargo, es fundamental encontrar un equilibrio entre lo que está sucediendo ahora y lo que puede ocurrir en el futuro. La clave está en no quedarse estancado en el presente, sino en usarlo como una herramienta para construir un futuro más saludable y satisfactorio.

El presente y la salud mental

El presentismo también tiene implicaciones directas en la salud mental. Estudios recientes han demostrado que las personas con tendencias presentistas son más propensas a sufrir trastornos como la depresión, la ansiedad y los trastornos del sueño. Esto se debe a que al enfocarse únicamente en el momento actual, pueden ignorar señales de agotamiento, evitar buscar ayuda profesional o no planificar actividades que mejoren su bienestar a largo plazo.

Por ejemplo, un estudio publicado en la revista *Journal of Abnormal Psychology* en 2021 halló que los adultos jóvenes con mentalidad presente tenían un 35% más de riesgo de desarrollar síntomas de ansiedad severa comparado con quienes equilibraban el presente con el futuro. Esto se debe a que no consideran las consecuencias de sus acciones, lo que puede llevar a decisiones imprudentes o a un aumento de la frustración cuando las cosas no salen como esperaban.

Por otro lado, el presente puede ser un aliado en la terapia psicológica. Técnicas como la atención plena (mindfulness) enseñan a vivir el presente sin juicio, lo que ayuda a reducir la ansiedad por el futuro y el arrepentimiento por el pasado. En este contexto, el presente no es un enemigo, sino un recurso que, cuando se usa con intención, puede mejorar significativamente la salud mental.

Ejemplos prácticos de presentismo en la vida cotidiana

Para entender mejor cómo se manifiesta el presentismo en la vida cotidiana, podemos observar algunos ejemplos concretos. Un caso común es el de una persona que, por miedo al fracaso, evita planificar su vida profesional y termina sin metas claras. Otra situación típica es la de alguien que consume alcohol o drogas para escapar de sus problemas actuales, sin considerar las consecuencias futuras.

Otro ejemplo es el de los estudiantes que, en lugar de estudiar para un examen importante, prefieren divertirse con amigos, justificando su decisión con frases como: Siempre puedo estudiar mañana. Esto refleja una mentalidad presente que, aunque puede ser placentera en el corto plazo, puede llevar a consecuencias negativas en el futuro.

En el ámbito familiar, el presentismo puede manifestarse en la forma en que los padres educan a sus hijos. Si se enfocan únicamente en la satisfacción inmediata del niño, sin enseñarle a esperar o a planificar, pueden estar limitando su capacidad para manejar la frustración y tomar decisiones responsables más adelante.

El presente como concepto psicológico y filosófico

El presente no es solo un fenómeno psicológico, sino también un concepto filosófico que ha sido explorado por múltiples corrientes de pensamiento. Desde el estoicismo hasta la filosofía budista, se ha insistido en la importancia de vivir el momento presente como una forma de alcanzar la paz interior. En psicología, este concepto ha evolucionado hacia una comprensión más científica, estudiando cómo la mente humana percibe y valora el presente en relación con el pasado y el futuro.

En el ámbito psicológico, el presente se puede dividir en dos categorías: el presente hedónico y el presente eurístico. El primero se enfoca en la búsqueda de placer inmediato, como comer un postre delicioso o ver una serie favorita. El segundo se centra en la acción inmediata, como resolver un problema o completar una tarea. Ambos tipos de presente pueden ser útiles, pero también peligrosos si se convierten en la única forma de actuar.

Además, el presente está estrechamente relacionado con la noción de temporalidad subjetiva. Mientras que el tiempo objetivo se mide en horas y minutos, el tiempo subjetivo varía según el individuo. Para algunas personas, el presente parece volar, mientras que para otras se arrastra. Esta percepción subjetiva del tiempo puede influir en cómo priorizamos nuestras acciones y en cómo evaluamos nuestras decisiones.

5 formas en que el presentismo afecta la vida diaria

  • Tomar decisiones impulsivas: El presentismo puede llevar a tomar decisiones sin reflexionar, lo que puede resultar en consecuencias negativas.
  • Procrastinación: Al enfocarse únicamente en lo inmediato, muchas personas postergan tareas importantes, afectando su productividad.
  • Consumo excesivo: La búsqueda de satisfacción inmediata puede llevar a gastos innecesarios o a adicciones.
  • Salud mental: El presente sin equilibrio puede contribuir al estrés, la ansiedad y la depresión.
  • Relaciones sociales: Las personas con mentalidad presente pueden tener dificultades para construir relaciones duraderas, ya que no planifican el futuro junto a otros.

El presente en la toma de decisiones complejas

El presente juega un papel crucial en cómo tomamos decisiones complejas, especialmente en contextos donde hay incertidumbre. Por ejemplo, en la inversión financiera, los inversores que actúan con una mentalidad presente pueden comprar o vender acciones basándose en noticias recientes, sin considerar el largo plazo. Esto puede llevar a pérdidas económicas significativas.

Otro ejemplo es el de la salud pública. Durante una pandemia, por ejemplo, muchas personas prefieren seguir con sus rutinas diarias (presente) en lugar de seguir las recomendaciones de aislamiento (futuro), ignorando el riesgo para ellos mismos y para otros. Este comportamiento refleja un enfoque presente que, aunque puede parecer razonable en el momento, puede tener consecuencias graves.

En el ámbito personal, las decisiones como el estilo de vida, la alimentación y el ejercicio también se ven influenciadas por el presente. Quienes buscan satisfacciones inmediatas pueden elegir comida rápida sobre una dieta equilibrada, o descansar en lugar de hacer ejercicio, ignorando los beneficios a largo plazo.

¿Para qué sirve el presentismo en psicología?

El presentismo, aunque puede tener aspectos negativos, también tiene aplicaciones positivas en psicología, especialmente en el desarrollo de técnicas de bienestar. Por ejemplo, la atención plena (mindfulness) se basa en la conciencia del presente para reducir el estrés y mejorar la concentración. Este enfoque se utiliza en terapias como la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) para ayudar a los pacientes a gestionar emociones intensas y evitar caer en patrones destructivos.

Otra aplicación es en la psicología del deporte, donde los atletas son entrenados para enfocarse en el presente para maximizar su rendimiento. Al concentrarse en el momento actual, pueden evitar distraerse con pensamientos sobre el pasado o el futuro, lo que mejora su desempeño.

Además, el presentismo también se utiliza en el contexto educativo para motivar a los estudiantes. Al mostrarles el valor inmediato del aprendizaje (como resolver un problema o participar en clase), se fomenta un mayor compromiso y una mejor retención de conocimientos.

El presente como herramienta para la salud emocional

El presente puede ser una herramienta poderosa para mejorar la salud emocional, siempre que se utilice con intención. Técnicas como la meditación, la respiración consciente y la observación de los sentimientos en el momento actual son ejemplos de cómo el presente puede ayudarnos a gestionar el estrés y las emociones negativas.

Por ejemplo, cuando una persona siente ansiedad, centrarse en lo que está sucediendo ahora —como el sonido de la respiración o el tacto de los objetos a su alrededor— puede ayudarla a reducir la intensidad de la emoción. Esto se debe a que el presente interrumpe la tendencia mental a anticipar problemas futuros o a reevaluar eventos pasados.

Además, el presente puede facilitar la empatía y la conexión con los demás. Al estar plenamente presentes en una conversación o en una experiencia compartida, se fomenta una mayor comprensión y respeto mutuo. Esta aplicación del presente es especialmente útil en terapias de pareja, grupos de apoyo y en el desarrollo de habilidades sociales.

El presente en la evolución humana

Desde una perspectiva evolutiva, el presente tiene una raíz biológica. El cerebro humano está diseñado para reaccionar rápidamente a estímulos inmediatos, una característica que fue fundamental para la supervivencia de nuestros antepasados. Por ejemplo, al encontrar una manzana podrida, el cerebro reacciona al presente para evitar envenenarse, sin necesidad de planificar el futuro.

Esta reacción instintiva al presente también se ve en el comportamiento de los animales. Muchos de ellos, como los leones o las abejas, actúan principalmente en función de lo que perciben ahora, lo que les permite sobrevivir en su entorno. En humanos, sin embargo, tenemos la capacidad de planificar y anticiparnos, lo que nos permite actuar con mayor intención y propósito.

No obstante, esta capacidad para pensar en el futuro también puede llevarnos a sufrir por lo que no ha sucedido. El presente, en cambio, nos ofrece una forma de anclarnos en la realidad, evitando el sufrimiento por anticipación o el arrepentimiento por el pasado.

El significado del presente en psicología

El presente, en el contexto de la psicología, no se refiere únicamente al tiempo que estamos viviendo ahora, sino también a la manera en que percibimos, valoramos y actuamos en función de esa percepción. Es una dimensión temporal que interactúa con otras, como el pasado y el futuro, para moldear nuestra experiencia subjetiva del tiempo.

Desde una perspectiva cognitiva, el presente se define como el momento en el que ocurre la conciencia. Es el punto en el que procesamos información sensorial, generamos emociones y tomamos decisiones. Aunque el presente dura solo unos pocos segundos, es donde se construye nuestra experiencia subjetiva y donde se toman las decisiones que definen nuestro comportamiento.

Además, el presente tiene un papel fundamental en la psicología del bienestar. Estudios como los del psicólogo Martin Seligman han demostrado que personas que viven plenamente el presente tienden a reportar mayor satisfacción con la vida. Esto se debe a que el presente permite una mayor conexión con lo que está sucediendo, lo que fomenta la gratitud, la alegría y la conexión con los demás.

¿De dónde viene el término presentismo?

El término presentismo tiene sus raíces en el latín *praesens*, que significa actual o presente. Aunque el concepto ha sido utilizado en múltiples contextos, su uso en psicología se formalizó a mediados del siglo XX, especialmente con el desarrollo de la psicología cognitiva. Sin embargo, la idea de enfocarse en el presente no es nueva.

En el siglo XIX, filósofos como William James ya hablaban de la importancia del momento presente en la experiencia humana. James señalaba que la conciencia no es un flujo continuo, sino una secuencia de momentos presentes que se suceden rápidamente. Esta idea sentó las bases para el estudio moderno del presente en psicología.

En el ámbito académico, el término presentismo ha evolucionado para incluir no solo la percepción del presente, sino también el comportamiento que se deriva de ella. Hoy en día, el presentismo es un concepto interdisciplinario que se estudia en psicología, filosofía, neurociencia y hasta en ciencias sociales.

El presente y su relación con el futuro

Aunque el presente es una dimensión crucial, no puede separarse del futuro. En psicología, se ha demostrado que las personas que equilibran el presente con el futuro tienden a tener mayor bienestar y mayor éxito en la vida. Esto se debe a que el presente proporciona la energía necesaria para actuar, mientras que el futuro ofrece un marco de significado y propósito.

Por ejemplo, alguien que quiere aprender un nuevo idioma puede usar el presente para estudiar diariamente, mientras que el futuro le da una meta a largo plazo, como viajar a otro país. Sin el presente, no se ejecutan las acciones necesarias; sin el futuro, no hay motivación para seguir adelante.

Este equilibrio entre presente y futuro también se refleja en la teoría del bienestar psicológico propuesta por Carol Dweck. Según ella, las personas con una mentalidad de crecimiento (growth mindset) son capaces de vivir plenamente el presente mientras trabajan hacia metas futuras. Esto les permite adaptarse mejor a los desafíos y aprender de sus errores.

El presente como herramienta de cambio personal

El presente puede ser una poderosa herramienta para el cambio personal. Al enfocarnos en lo que está sucediendo ahora, podemos identificar patrones de pensamiento y comportamiento que nos limitan y comenzar a transformarlos. Por ejemplo, una persona que quiere dejar de fumar puede usar el presente para reconocer los momentos de ansiedad y reemplazar la necesidad de fumar con actividades más saludables.

En el contexto de la terapia, el presente se utiliza como un punto de anclaje para explorar el pasado y planificar el futuro. Técnicas como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) enseñan a los pacientes a aceptar sus pensamientos y emociones en el presente, sin juzgarlos, lo que les permite avanzar con mayor claridad.

El presente también permite a las personas vivir con mayor intención. Al estar plenamente conscientes del momento actual, se reduce la distracción y se aumenta la productividad. Esto es especialmente útil en entornos laborales, donde la multitarea y la presión del tiempo pueden llevar a decisiones precipitadas.

Cómo usar el presente y ejemplos prácticos

Para aprovechar el presente de manera efectiva, se pueden seguir varias estrategias. Una de las más comunes es la atención plena (mindfulness), que consiste en observar los pensamientos y sensaciones sin juzgarlos. Por ejemplo, al caminar, se puede prestar atención a la sensación de los pies en el suelo, el sonido de los pasos y la respiración, lo que ayuda a anclar la mente en el momento actual.

Otra estrategia es la técnica de pausa consciente, que consiste en detenerse unos segundos antes de actuar. Esto permite evaluar si la acción que se está a punto de tomar es la más adecuada en ese momento. Por ejemplo, antes de responder a un mensaje ofensivo, se puede tomar un momento para respirar profundamente y elegir una respuesta más calmada y constructiva.

También es útil practicar el presente activo, que implica involucrarse plenamente en lo que se está haciendo. Por ejemplo, al cocinar, se puede prestar atención a los olores, sabores y texturas de los alimentos, lo que transforma una tarea rutinaria en una experiencia más enriquecedora.

El presente y la tecnología

En la era digital, el presente se ve afectado por la constante presencia de la tecnología. Dispositivos como los smartphones y las redes sociales nos mantienen conectados al presente de manera ininterrumpida, lo que puede llevar a la fragmentación atencional y al agotamiento mental. Por ejemplo, al revisar redes sociales, muchas personas se sienten presionadas por mantener una imagen actualizada, lo que puede generar ansiedad y comparación social.

Sin embargo, la tecnología también puede ayudar a cultivar un presente más consciente. Aplicaciones de meditación, como Headspace o Calm, ofrecen ejercicios guiados para centrarse en el momento actual. Además, herramientas como el modo sin distracciones en los teléfonos permiten a las personas enfocarse en una tarea específica sin interrupciones.

El desafío actual es encontrar un equilibrio entre la conexión constante con el presente digital y el presente real. Esto implica establecer límites saludables, como dejar el teléfono en otro cuarto durante la cena o dedicar tiempo sin pantallas para actividades más profundas.

El presente y la educación emocional

La educación emocional juega un papel fundamental en el desarrollo de una mentalidad presente equilibrada. En las escuelas, se pueden enseñar técnicas de atención plena, gestión de emociones y toma de decisiones conscientes para que los estudiantes aprendan a vivir plenamente el presente sin descuidar el futuro. Por ejemplo, un profesor puede incluir ejercicios de respiración consciente al inicio de cada clase para ayudar a los alumnos a centrarse.

Además, la educación emocional fomenta la empatía y la autoconciencia, lo que permite a los estudiantes reconocer cómo sus acciones en el presente afectan a los demás. Esto les ayuda a desarrollar una mentalidad más responsable y consciente, preparándolos para enfrentar los desafíos de la vida con mayor claridad y equilibrio.

En el ámbito familiar, los padres también pueden enseñar a sus hijos a valorar el presente mediante la comunicación abierta, la escucha activa y la celebración de los momentos pequeños. Esto no solo fortalece los lazos familiares, sino que también fomenta un desarrollo emocional saludable.